Sobre mí

Creo en la existencia de Dios, quien es el creador y sustentador de todo lo que existe. Creo que la Biblia es la palabra de Dios. Creo que el personaje central de la Biblia es el Señor Jesucristo, Dios y hombre, y que su contenido es lo que Dios quiere que el ser humano sepa de Él. Así mismo, nos muestra la forma de relacionarnos con Él y lo que Él demanda de nosotros.

Creo que en la Biblia se halla de una forma completa el plan de salvación del ser humano. A pesar de la magnitud de la Biblia, considero que, con la ayuda del Espíritu Santo, la interpretación de la Biblia es personal, en cuanto me habla a mí según mis necesidades, mis características y mi forma de vida. Reconozco que no la voy a entender en toda su totalidad, pero Dios me dará la capacidad suficiente para entender lo que me sea necesario. El Espíritu Santo es la ayuda ideal y necesaria.

Creo que Dios es el autor de la salvación. Creo que el Espíritu Santo, que es el iniciador de la salvación, es quien da vida en todos los aspectos. Creo que el ser humano en su conjunto está perdido, es decir, alejado de Dios y muerto en delitos y pecados. Creo que el ser humano debe ser salvado, ya que estar muerto en delitos y pecados equivale a estar perdido y en peligro. Hay que salvarlo.

Creo que Dios no quiere la condenación del mundo, por lo que ha establecido un plan: «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna» (Juan 3:16). Creo en la salvación por gracia. Es Dios quien, por medio del Espíritu Santo, en su gracia infinita, “no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 Pedro 3:9), para que sean salvos.

Creo que la única forma de encontrar el camino, dejar de estar perdido y obtener la salvación es la convicción de que soy pecador, reconocer mis pecados, arrepentirme de ellos y poner mi fe en Jesucristo, quien se entregó y murió por mí en la cruz, y bautizarme. Creo que las enseñanzas de la Biblia son personales. Consulto libros de comentaristas para tratar de entenderla mejor y escucho sermones, pero siempre comparo lo que leo o escucho con lo que dice la Biblia. Tengo como ejemplo a los habitantes de Berea, quienes «recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así» (Hechos 17:11), cuando escuchaban lo que predicaba el Apóstol Pablo. Creo que los comentarios y estudios de otras personas son de gran ayuda y reconozco su importancia, pero la última palabra la tiene la Biblia.
Leer para creer, pero en la Biblia. Yo creo todo lo que dice.